alcanzaba el imperio colonial británico y en el distrito de Manieka, un puñado de soldados guardaba sus fronteras de los posibles ataques alemanes. En aquel clima infernal, alejado de la metrópoli, la mejor parte del día es el anochecer, donde todos charlan y recuerdan añorantes su patria. Cuando llega un nuevo delegado del gobierno, el mayor Combes, las cosas parecen cambiar y más todavía cuando en las cercanías acampa una caravana de árabes dirigida por Zi, una hermosísima princesa mitad árabe mitad francesa.
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